domingo, 16 de octubre de 2011

Los Picoteos en la Caracas de ayer (fiestas a escote)

                       
     
Es importante destacar que en los bailes que se celebraban en los liceos y colegios de Caracas, nacían buenas y perdurables amistades juveniles por la interrelación con los compañeros de otras aulas así como con los de otros institutos. Tales reuniones eran básicas para futuras fiesta caseras que se llamaban picoteos, pues el pick up el aparato musical que existía para la época, estos podían ser de diferentes modelos y marcas, eran para poner los discos de 78 RPM; por cierto que los discos eran de vinilo duro y si se caían se partían con facilidad. Entre los pick up cuyas  marcas se recuerdan están los RCA Victor, Philips, Motorola, Silvano, Admiral, Emerson  General Electric, entre otras. Normalmente constaba de un mueble mediano, liviano y a veces con radio incorporado; para que el disco sonara bien era importante un implemento muy pequeño y agudo: la aguja, sin esta no hay sonido musical; las agujas son el complemento directo del “equipo musical” que se le llamaba Orquesta Pick up y su cantante agujita y para tal fin las vendían en una pequeña caja como las de fósforos, las habían baratas y caras, las baratas duraban poco y por ello al gastarse podían rayar el disco, las caras por supuesto eran mas duraderas pero el asunto era el costo. Normalmente el costo de la caja de agujas estaba en el presupuesto del picoteo.
Para las fiestas se planeaba todo: desde la casa para la reunión, que debía ser cómoda, con un buen patio, recibo y sala, los baños contaba, mejor si habían dos, el sitio debía ser accesible y no peligroso. Siempre había un “clase media” con una buena casa o quinta que podía prestarla para el picoteo, esto era importante porque así se podía calcular la cantidad de amigos para también estimar los costos por consumo per capita, pues el baile era por escote, que es valor de la entrada y consumo que normalmente era entre 10 y 15 bolívares, las muchachas no pagaban solo contribuían con algo hecho en su casa, podía ser un dulce, una torta guarapita suave, discos, sánduches, etc., según sus posibilidades, el dueño de la casa ni pagaba ni ponía pero siempre contribuía; estos picoteos por escote se iniciaban a partir de las siete de la noche hasta no se sabe. Ya fijada la casa se hacía la lista de los invitados, era para chequear el pago antes del sábado quien no pagaba no entraba, salvo que llevara algo equivalente en especie para consumir; las jóvenes podían llevar una o dos amigas o hermanas, los costos los organizadores eran los cobradores de la entrada y eran quienes compraban los insumos que se consumían en la fiesta; normalmente eran barriles de cervezas de los famosos sifones; el hielo, refrescos, limones y ron para una guarapita, diablitos, atún vasos de cartón etc. La selección de los invitados era muy importante sobre todo las muchachas que fueran buena gente, bonitas o feas pero que bailaran bien y que tuvieran permiso hasta tarde.
Bastaba una semana para levantar un baile, cuatro al mes, eran unas reuniones sanas, no habían excesos de licor, no había drogas (no se conocían) no habían enemigos aunque no faltaban discusiones y peleas sin consecuencias posteriores.
Llegado el día y la hora del picoteo, los organizadores asumían la responsabilidad del éxito; en la casa prestada ese día estos eran los conductores de la conducta general; llegaban los invitados solos, en pareja o grupos, el responsable del manejo del equipo de sonido, equivalente a un DJ de hoy tenía que estar atento al momento del inicio del baile, el preparaba los set: boleros, un paso doble, un merengue y una guaracha, normalmente 2 boleros para calentar los motores, lo demás era música caribeña danzones, cumbias, merecumbé, chachachás, merengues, panameñas, mambos, etc. y una que otra música americana, como Fox trox, Swing, pero no mucha.
Los sifones fríos de cerveza Caracas eran la bebida preferida, cada quien se servía no había mesonero, la guarapita y otras bebidas estaban en unas poncheras de vidrio con un cucharón, todo estaba en la mesa, los pasapalos, refrescos y a veces se conseguía un barril para meter el hielo.
La música no paraba sino para cambiar las agujas y cuando el operador musical pedía relevo. Los dueños de la casa y algunas chaperonas estaban atentas de todo, ojo pelao, porsia. El baile a medida que pasaban las horas se hacía mas alegre, se intercambiaban parejas, se hacían colas, trenes hasta que se amarra o levantaba la pareja de la noche con la posibilidad de que fuese un primer amor de estudiante, que flor de un día es. Cabe señalar que los asistentes a tales fiestas eran jóvenes y el fuego de la juventud corría por sus venas, era el tiempo de las primeras conquistas amorosas y para ello esgrimían sus mejores “armas” románticas para lograr la atención del objetivo determinado; el cálculo y la posibilidad se mentalizaban para proceder en consecuencia.
Los contemporáneos que hayan vivido y sentido tales y sublimes momentos saben que es verdad lo expuesto; y si cierran los ojos y evocan profundamente, ellos y ellas revivirán gratos momentos: vale la pena.
La música de la época era interpretada  por orquestas tales comos, Luis A. Larrain, Billos, Sonora Matancera, Casino de la Playa, Xavier Cugat, Aldemaro Romero,  Orquesta Aragón, Hermanos Belisario, Noro Morales, Orquesta América etc. Alfredo Sadel ere el galán y cantante de moda con su paso doble Diamante Negro y sus boleros melosos.
Tremendas fiestas, todos jóvenes, alegres, llenos de vida: estamos hablando de los finales de los 40 e inicio de los 50; Caracas un pueblote, aldeana, bella, pero muy pobre y que comenzaba a despertarse en los 50 y pico para nunca mas volver atrás, dejando imperecederos recuerdos en la mente y corazón.
Si, Caracas marcó una juventud que la vivió y que la recuerda con amor, pues en cada caraqueño esta fijada esa época feliz, por eso sus cantores se dieron banquete con los temas inspirados en ella.
Bella Caracas……….

Un gran saludo….

Los Migueles.


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