
“Sr. Pedro, para mañana me pica un kilogramo de bistec, medio de hígado, dos de pulpa, uno de cochino y uno de costilla; vengo como a las 10 para mi encargo. D ígame cuanto es para traer los reales..."
El carnicero anotaba en su cuaderno los pedidos de todos los vecinos y sumaba los kilos de cada especie pedida, de tal manera q cuando pasara el camión del matadero poder pedirle, la cantidad de kilos de carne, clasificada por corte y tipo de ganado, de tal suerte que procediera a traerlo muy temprano en la mañana. Asi pues, el carnicero le daba las especificaciones y preguntaba ¿cuanto es que me sale todo eso?
En la mañana, no en la tarde, todos los compredores iban a buscar su encargo, plata en mano, cuando digo plata es plata de verdad, pues de este material eran las monedas de plata Ley 925, pues los billetes eran escasos y poca circulación.
Don Pedro, nuestro carnicero esperaba el camión desde el amanecer, recibía y cortaba la carne, la despellejaba; los residuos no se perdían puesto que servía para hacer morcilla, chorizo y otros productos cárnicos. Del ganado todo se aprovechaba, huesos para la sopa, grasa para cebo, cuero para el tambor, carne para comer, de allí quizas su nombre "ganado, todo ganancia" y por eso del cochino se decía "del cochino haste el rabo es chicharon", menos mal que no vendía burro, porque hasta la trompeta se llevaban...
Al mediodia, en la pesa o carniceria nada quedaba; éstas estaban dotadas de romanas, pesos colgantes, ganchos para colgar las reses (en canal) que se iban a cortar, allí cada día se trataba de que no quedara nada, pues no se podía refrigerar, y si acaso quedaba algo, se tenía que salar para evitar la decomposición de los productos, pero significaba una pérdida de dinero, ya que así era mas barata.

A la 1 PM, el carnicero había lavado el local y así todo limpiecito y aseado esperaba a los clientes del dia siguiente. La palabra era un documento, y bastaba solicitarlo para que te entregaran tu carne hásta a credito, como se decía antes "dame un fiao semanal, vengo los sábados al medio día y te pago". Debemos señalar que era normal ver a los pagadores del “fiao” ese dia, pues muchos cobraban su salario ese día, ya que los trabajadores cobraban, casi siempre, los días 7,14,22 y último de cada mes.
Para terminar, no podemos dejar de mencionar a los amoladores, personajes indispensables para el carnicero. Todo lo que necesitara un buen filo pasaba por su piedra, rueda de amolar y luego por su cinturon de cuero para pulir lo amolado. Cuchillos, navajas tijeras y todo lo que necesitaba filo muy filoso, llegaba a sus manos cada 2 o 3 días. pues el Estos personajes anunciaban su presencia con un piito o silbato en forma de pequeña flauta de pan o armónica que aun lo usan; ese pito es de gran sonoridad y quien lo oye sabe de quien se trata y busca lo que este amellado para afilarlo.
En fin con este relato, hemos recreado un poco de la Caracas de la Caracas de ayer. Nos vemos en la proxima entrega, y no olviden visitar http://www.cronocalibredecaracas.podomatic.com/ para que disfruten de cuentos y canciones de la Caracas de ayer.
Saludos con cariño,
Los Migueles